QUERIDA MELE | IRENE BERZERO

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Todo libro es autobiográfico, más aún si se trata de un intercambio epistolar. Esta historia se abre en una caja. Y en la caja, la voz -ya lejana, ya cercana, siempre confidente- de la grabadora que muestra, justo aquí, la individual experiencia con la palabra poética.

Una historia que se reconfigura en cartas. Cartas que son dibujos. Dibujos que son guiños. Palabras al oído de una lectora cómplice.

La "correspondencia" remitida de una artista a otra artista.

Una amistad que habilita el cruce, que abre a la posibilidad de "honda emanación" (Juan Ramón Jiménez) en donde la escucha de una receptora empática resulta inexcusable.

Mele ya no está. Y sin embargo...

La voz, el trazo, el sentido de trascendencia.

La ausencia que cobija un texto -fragmentado, esparcido, donado- que pugna por salirse de sí, dejarse ver, atreverse a ser, también, el rostro literario de la artista plástica reconocida. La artista que era Mele y la otra.

Lo ancestral de la materia que se entinta en sus grabados y la letra que sale a escena. Un envés que se despliega en lo que sigue... en este texto con sus textos.

Una voz que buscó el eco -escucha cómplice, atenta, sensible- y que del lado de acá vuelve a circular gracias al movimiento de Irene.

Papeles que se pertenecen.

Mujeres en los pliegues.

Mujeres de arte.

Esta historia las cuenta, las escribe. Las pone, nuevamente, en diálogo.

En la urdimbre, la trama -ya no secreta- de este vínculo.

Aquí, la última carta.

Ejercicio de libertad y reparación. Acaso, un homenaje.

Y el descubrimiento de Mele poeta.

Escuchemos la vibración de las palabras.

 

Alejandra M. Boero Serra

 

Sobre Mele Bruniard:

Mele Bruniard (1930-2020). Grabadora xilógrafa, nació en Reconquista, provincia de Santa Fe. En 1951 egresó como profesora nacional de Dibujo y Pintura de la Escuela Superior de Bellas Artes de Rosario, dependiente de la Universidad Nacional del Litoral. Continuó su formación en el taller de Juan Grela, a quien consideró su maestro. A partir de entonces, y por más de cincuenta años, desarrolló un inmenso corpus de obra que da cuenta de su trabajo.

Entre 1958 y 1967 integró, junto a otros reconocidos artistas contemporáneos, las carpetas de obras originales difundidas por el coleccionista Emilio Ellena. Además de ejercer la docencia durante treinta años, en 1999 se editó Bestiario, Grabados de Mele Bruniard, por Kunst Grupo Editor. En 2000 ganó el premio Trabucco, otorgado por la ANBA, con Luna de junio (1996), Damero para un bestiario (2000) y Solsticio de las aves (1999). Su verdadero legado ha sido el trabajo constante, definido por su inmensa obra gráfica y el registro de más treinta cuadernos que hablan de su necesidad expresiva. El arte como necesidad y aliento de vida. Solo así ha sido posible.

 

Sobre la autora:

Irene Berzero (1952) es artista visual. Estudió en la Universidad Nacional de Córdoba y en el Liceo Municipal de Santa Fe, donde obtuvo su licenciatura en Artes Visuales en 1985. Ha participado en talleres y posgrados (UNL), destacándose su trabajo con discapacidades a través del arte. Además, ha sido docente y ha publicado libros sobre artes visuales. Su obra ha sido reconocida en diversas muestras y en la Bienal Nacional de Rafaela, donde obtuvo el Segundo Premio Adquisición en 2019. Su enfoque en el estudio teórico y su participación en proyectos grupales demuestran su compromiso con el arte y la educación.

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